Uno:
Demostremos quién manda aquí. En los próximos comicios no acudamos a las urnas. Hagamos una abstención masiva. Unas elecciones con un 50 por ciento o más de abstención carecen de legitimi- dad: sería una minoría la que pretende dominar a la mayoría.
Dos:
Tras este fracaso de la partitocracia, salgamos a la calle y empecemos a decir, a través de las re- des sociales, y de todos los medios a nuestro alcance, qué reformas queremos, y en quién confiamos, para transformar nuestro sistema. Nombremos líderes locales, de abajo arriba, que no se dejen man- gonear y que hagan lo que necesitamos: nueva constitución, nuevas leyes.
Tres:
Derogación inmediata de los partidos, sindicatos y otras instituciones. Reconocimiento del
poder soberano de la ciudadanía, no como votantes a los que se usa y se desprecia después, sino como fuente permanente del derecho.
Control ciudadano real de la gestión pública. Nuevo contrato de re- presentación de los ciudadanos.
Cuatro:
Reducción del sueldo de los representantes públicos a 2SMI, para asegurarse la vocacionali- dad del trabajo y no el mercenarismo, como ocurre ahora. Imposición expresa de pagar todos sus via- jes de su propio sueldo en clase turista. Elevación de las penas de privación de libertad por fraude,
corrupción y aprovechamientos indebidos en el ejercicio del cargo.
Cinco:
Reducción por ley de los elevadísimos sueldos a 3SMI de la empresa privada, creando un fon- do social con la diferencia. Reforma total de la Agencia Tributaria, para que se dedique a perseguir, de verdad, las grandes fortunas y las bolsas de fraude, en lugar de tocar los huevos a los pobres...
Esto para empezar...
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